Paranoica, mediocre y barata. Así se podría definir a Hangar 18, un producto televisivo que tuvo la suerte de ser estrenado en cines en la era post Star Wars. Hay OVNIs, muchas conspiraciones gubernamentales y algunos delirios propios de Erich von Daniken – el cual estaba muy en boga en aquellos años a través de Recuerdos del Futuro y sus derivados -, con la idea de astronautas prehistóricos extraterrestres que interfirieron con el origen y evolución de la raza humana. El problema es que la puesta en escena transpira berretez por los cuatro costados, y el cast esta compuesto por actores televisivos en su peor hora. Aún cuando Darren Mc Gavin sea mi ídolo de toda la vida por Kolchak, The Night Stalker, jamás he visto un filme potable suyo después de que se cancelara su serie de culto en 1974, y ésta no es la excepción. Mal día para dejar la pajarita de rafia y los sucios trajes blancos con zapatillas.
Aún con toda su mediocridad, Hangar 18 se deja ver. Si uno examina bien, en realidad no hay nada demasiado original en el filme – sólo un catálogo de los temas de boga en aquel momento -, pero sirve como cápsula del tiempo de su época. Desde gobiernos paranoicos intentando secuestrar (o hacer desaparecer) testigos, hasta OVNIs encerrados en instalaciones secretas, conteniendo mensajes escritos en lenguajes mayas (!) sobre el origen alienígena de la humanidad y un posible regreso de los extraterrestres en un futuro medianamente cercano. Mientras que el encubrimiento es típico de conspiraciones, lo más interesante del filme es el análisis del OVNI y los inquietantes descubrimientos que los científicos realizan… los cuales son medianamente arruinados por los paupérrimos efectos especiales que dominan todo el filme. Y, para colmo, cuando la película comienza a hacer revelaciones importantes, al guionista se le ocurre explotar (literalmente) todo por los aires, ya que su neurona era incapaz de darle un cierre más adecuado.
Hangar 18 es entretenida si uno deja de lado su pobrísima producción, los malos efectos especiales y los terribles actores. Es como ver un episodio de bajo presupuesto de Expediente X, con autopsias extraterrestres, hombres de negro y valientes investigadores dispuestos a revelar toda la verdad. El problema son los detalles y la dirección, que a veces lo hacen a uno rechinar los dientes. La perfomance de McGavin, por ejemplo, quien parece dispuesto a hacer las muecas más ridículas y fuera de lugar en los momentos más serios de la trama, o el transbordador espacial que parece armado con piezas Lego, o el inadecuado casting de James Hampton, el cual se vería más creíble como Winnie the Pooh que como experimentado astronauta (¿dónde se vió a un cosmonauta gordito y con tupé?); y eso sin contar al horrendo OVNI, que parece una carpita de camping a la que le pusieron un par de heladeras y una cocina. Aún con ello, Hangar 18 tiene su ritmo y rebosa de ideas, aún cuando todas ellas no estén cocinadas cómo se debe, y eso es – en definitiva – lo que termina por hacerla entretenida.(portalarlequin.com.ar)
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