El responsable de este filme que contrasta la realidad objetiva con la subjetiva es nada menos que David Cronenberg, el cual repetiría esta temática en sus largometrajes sucesivos: "M. Butterfly", "eXistenZ" y "Spider". La cinta fue altamente aclamada por la crítica y arrasó en la ceremonia de los Genie (los equivalentes canadienses de los Oscar). Aparte, su director fue candidato al Oso de Oro del Festival de Berlín en la edición de 1992. (PlayCine)
Adaptación libre de la rarita novela homónima de William S. Burroughs, a cargo del también rarito David Cronenberg. William es un tipo que, además de ser escritor, se dedica a exterminar insectos, y que ha tenido problemas en el pasado con la droga. De hecho, su esposa ha caído en una extraña adicción al producto que él utiliza para matar bichos. Y él no parece estar demasiado bien de la cabeza, pues sufre extrañas alucinaciones, en las que es una especie de espía al que encargan misiones extrañas criaturas, a modo de insectos gigantes, que se metamorfosean a partir de objetos como su máquina de escribir.
Como puede verse, esta trama sólo cabe calificarla de completo desparrame mental, concebida por Burroughs con toda probabilidad bajo los efectos de algún alucinógeno, y bajo el peso de un duro trauma (la esposa de Burroughs murió de un disparo accidental del escritor, un hecho que Cronenberg incorpora a esta trama semiautobiográfica, con el permiso del interesado). Aunque el diseño de los insectos está muy cuidado, el desarrollo argumental se acerca peligrosamente a lo plúmbeo, con la creación de una atmósfera pesada en la que resulta difícil entrar. La coartada de ‘película experimental’ no justifica al film, ni mucho menos. (DeCine21)
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